Más allá del dato general de inflación, este indicador ayuda a medir con precisión la evolución real del coste de la vida.
Cuando escuchamos en las noticias que “la inflación ha subido” solemos pensar en el encarecimiento de la cesta de la compra o en el impacto en nuestros bolsillos. Sin embargo, no toda la inflación refleja la realidad de manera precisa. En economía existe un concepto más afinado: la inflación subyacente. En 2025, este indicador se ha convertido en una herramienta fundamental para gobiernos, empresas y familias que desean anticipar tendencias económicas con mayor claridad.
¿Qué es exactamente la inflación subyacente?
La inflación subyacente es una medida del aumento de precios que excluye los productos energéticos y los alimentos no elaborados. Estos dos componentes suelen tener una gran volatilidad: los precios de la electricidad o los combustibles dependen de factores externos (geopolítica, oferta internacional, cambios en materias primas), mientras que frutas y verduras están condicionadas por fenómenos climáticos, cosechas o variaciones estacionales.
Al dejar fuera esos elementos, la inflación subyacente ofrece una visión más estable y representativa de la evolución de los precios.
Diferencia entre inflación general y subyacente
- Inflación general: mide el aumento de precios de toda la cesta de consumo, incluidos energía y alimentos frescos.
- Inflación subyacente: mide la evolución sin esos productos tan volátiles, mostrando la tendencia estructural.
Por ejemplo, si en un mes el petróleo se dispara por un conflicto internacional, la inflación general se disparará también. En cambio, la subyacente apenas se moverá, porque lo que mide son los precios más estables y permanentes en el tiempo.
¿Por qué es tan importante en 2025?
- Decisiones de política monetaria: El Banco Central Europeo y otras instituciones utilizan la inflación subyacente como referencia para fijar tipos de interés, ya que refleja la tendencia a medio plazo.
- Negociación salarial: empresas y sindicatos la consideran un indicador más justo para revisar convenios y evitar subidas basadas en picos temporales.
- Planificación familiar y empresarial: familias y empresas pueden anticipar mejor sus gastos si analizan este dato, en lugar de guiarse solo por los vaivenes de la inflación general.
- Contexto actual: en 2025 seguimos viendo oscilaciones en los precios energéticos por la transición a energías limpias y las tensiones internacionales. La inflación subyacente ayuda a filtrar ese “ruido”.
La inflación subyacente no siempre es la protagonista en titulares, pero sí es el termómetro más fiable para saber si los precios están realmente subiendo de manera sostenida. En 2025, en un mundo todavía marcado por la inestabilidad energética y el cambio climático, prestar atención a este indicador es fundamental para entender hacia dónde se dirige nuestra economía.